El término del partido entre Colo Colo y Unión Española estuvo marcado por un episodio bochornoso. Los jugadores de ambos equipos de enfrentaron en la mitad del campo de juego. En varios casos, hubo intercambio de golpes. La violencia fue vista por todos los asistentes al estadio Monumental y, ciertamente, por los que seguían el encuentro a través de la televisión.
En la cancha, el juez Diego Flores y sus asistentes intentaban capturar la mayor cantidad de información posible. Al final, resolvieron con expulsiones: se fueron a los vestuarios los locales Brayan Cortés y Lucas Soto y los visitantes Sebastián Leyton y Pablo Aránguiz.
Lapidario informe
Al margen de la sanción disciplinaria inmediata que involucra la exhibición de la tarjeta roja como símbolo de la expulsión, lo que inquietaba en ambos clubes era el contenido del informe que emitiría Flores, con la opción, además, de revisar las imágenes televisivas. El documento es la base sobre la que debe resolver el Tribunal de Disciplina ante cualquier irregularidad que se produzca en la cancha o en cualquier sitio sujeto a la jurisdicción de los encargados de aplicar el reglamento. La sesión se realizará este miércoles.
Los albos tienen, de hecho, una preocupación adicional: en tres fechas más visitarán a Universidad de Chile, en la edición de vuelta del Superclásico, en el que buscarán resarcirse de la derrota que sufrieron en el Monumental, que puso fin a un invicto de 23 años en campo propio. Como si se tratara de un símbolo por tratarse de un portero, cruzan los dedos, al menos, por la posibilidad de contar con Cortés.
La suerte del golero está, ahora, en manos de la Primera Sala de la corte deportiva del fútbol nacional. En el caso del iquiqueño, Flores fue categórico. “Ser culpable de conducta violenta”, consignó el juez, aunque esa consideración puede considerarse genérica. Lo que sí tendrá en cuenta el tribunal será el detalle. “Golpea con su puño en el rostro del adversario con uso de fuerza excesiva, sin estar el balón en juego”, establece el documento oficial.
Sin atenuantes
En la práctica, ese es el elemento clave. El golpe de puño puede recibir hasta un máximo de cinco partidos de suspensión, aunque la generalidad es que el Tribunal no suele aplicar el extremo mayor, pues también pueden operar atenuantes. El problema es que el iquiqueño registra una expulsión en una situación similar en el actual Campeonato: el 16 de abril, en la caída alba por 0-2 frente a Cobreloa, también recibió la tarjeta roja. Esa vez, el nortino empujó al loíno Rodolfo González, lo que le valió la drástica decisión de Nicolás Millas. No pudo actuar ante la UC.
Ahora, después del nuevo exhabrupto, ofreció disculpas. “Primero quiero pedir disculpas a todos, en especial a mis compañeros. Tengo una pena muy grande. Mejoraré en todo sentido, vamos Colo Colo. Se sacó la tarea adelante como sea, hasta el final”, declaró, mezclando arrepentimiento por su conducta con la valoración por los tres puntos que el Cacique sumó en casa, vitales para la aspiración de seguir bregando por el título. Frente al tribunal, sin embargo, la postura valdrá de poco.
Fuente: La Tercera
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