Colo Colo cumplió en casa. Superó los fantasmas del pasado a la hora de definir en el estadio Monumental y se metió en la fase 3 de la Copa Libertadores al pasar el escollo de Godoy Cruz. El empate sin goles le alcanzó, gracias a la victoria en Mendoza, para seguir en carrera. El objetivo mínimo del Cacique está en el bolsillo, porque al avanzar aseguró su presencia internacional para 2024, ya sea la fase de grupos de la Libertadores o la Copa Sudamericana. Desde lo deportivo y lo económico, es algo relevante para Blanco y Negro.
En el particular mercado de pases que vivió el cuadro albo, el foco estuvo en dos objetivos que se fueron marcando con claridad. Uno fue Arturo Vidal. Se abrió de par en par la opción de sellar el retorno del hijo pródigo de San Joaquín, que se terminó erigiendo en casi la imagen institucional del club. El otro foco estuvo en conseguir a un entrenador que le diera ese plus a nivel internacional, el que no se logró con Gustavo Quinteros. Abiertamente, miembros de ByN apuntaron a que una de las razones de no renovar con el argentino-boliviano, hoy en Vélez Sarsfield, fue su mal paso en las copas. En esa búsqueda, se llegó a Jorge Almirón, último subcampeón de la Libertadores con Boca Juniors.
Entre los amistosos de pretemporada y los juegos oficiales, el cambio de mano en la dirección técnica ya está dejando varias luces al descubierto, planteando diferencias y también semejanzas. A diferencia de otros técnicos (es cosa de revisar el Torneo Nacional), el DT transandino no necesitó mucho tiempo para impregnar su concepto y darle matices a la estructura de juego de Colo Colo. La transición de Quinteros a Almirón está en pleno desarrollo, pero ya arroja aspectos a considerar. Y no sólo dentro del campo.
Públicamente, el exjugador de Wanderers está alineado con el proyecto de Blanco y Negro. No discute a través de los medios con la directiva de la concesionaria administradora del club. Colo Colo ha sido uno de los equipos con menor cantidad de incorporaciones y Almirón se adaptó a trabajar con un plantel que mayoritariamente ya venía desde 2023. En el caso de Quinteros, no fueron pocas las ocasiones en las que el DT sacó la voz exigiendo refuerzos y cuestionó la lentitud con la cual se trataba el tema. Lo que le juega en contra, en este ítem, es que el mercado del año pasado no fue efectivo. Jugadores como Fabián Castillo y Darío Lezcano, aprobados por el DT para reemplazar a Gabriel Costa y Juan Martín Lucero, terminaron partiendo por la puerta de atrás.
Antes del partido ante Godoy Cruz, habló Alfredo Stöhwing. “Hemos trabajado duro, con un gran plantel y un gran cuerpo técnico… Proyecto que no es barato, ni en los esfuerzos ni en lo económico”, dijo el presidente de ByN. Consultado acerca de sumar nombres al plantel, declaró: “No creo, por el momento al menos. Vamos a discutirlo con el cuerpo técnico. No creo que solo por pasar una etapa… A lo mejor, si pasamos a la fase de grupos”.
Eso sí, tras el duelo, el gerente deportivo Daniel Morón se mostró más abierto a sumar un nuevo nombre. “Hemos buscado opciones y haremos los esfuerzos de ser necesario. Sería un extremo que pueda jugar por ambos lados. Esa es la necesidad”, adelantó.
En la cancha
Otra diferencia que se marca dice relación con la crítica pública hacia los jugadores, sobre todo luego de una derrota. Quinteros era directo en marcar los cuestionamientos acerca de un rendimiento en particular y no se escondía. Podía ser a ras de campo o en una rueda de prensa. Por contraparte, Almirón es más medido en sus declaraciones. El fin de semana pasado, por ejemplo, no lanzó excusas tras la caída con O’Higgins poniendo un equipo alternativo.
“Tenemos pocos partidos en el cuerpo, llegamos a las 5 AM del viernes y no quería corres riesgo de lesiones. También necesitaba ver a los demás y tenía plena confianza. Viendo el resultado tampoco pienso lo contrario”, manifestó. En el borde de la cancha, el actual técnico es menos efusivo para discutir que su antecesor.
Desde lo táctico, hay matices, aspectos en común y otras diferentes. Si bien el 4-3-3 se mantiene como el dibujo matriz, el Colo Colo actual marca de inmediato una diferenciación: el uso de un ‘9′. Almirón no ha recurrido, en el once estelar, a un centrodelantero nominal. Carlos Palacios utiliza esa demarcación, no generando una referencia para los centrales rivales. Y eso que el plantel tiene tres ‘9′: Pizarro, Paiva y Benegas. En el caso del equipo de Quinteros, el uso de un ariete era necesario. Damián Pizarro se terminó ganando el puesto. Antes, la presencia de Lucero en la temporada 2022 fue fundamental.
¿Dónde se marcan semejanzas? En el manejo del balón y en el trabajo defensivo. Con Almirón, la posesión de pelota es una herramienta de ataque (y de control). En los duelos oficiales, promedia un 65%. En el partido del jueves, ha sido la única vez en que bajó del 60% de posesión (56%). Es recurrente ver defenderse con el balón y siempre saliendo por abajo, desde el fondo. Con Quinteros, el promedio durante el Torneo Nacional 2023 fue del 53,9%, según los datos de Sofascore.
Con respecto a la defensa, el Cacique sigue mostrándose como un elenco al que cuesta convertirle. En los cinco duelos por los puntos en el año, solo ha recibido un gol: ante O’Higgins, cuando lanzó el equipo B. Dicho de otra manera, el elenco A tiene la valla invicta. En el campeonato 2023, Colo Colo registró 12 porterías en cero. El factor Brayan Cortés influye.
Original de La Tercera
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