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Berizzo llega a los Panamericanos con una medalla como exigencia para seguir en la Roja

La continuidad de Eduardo Berizzo en la banca de la Selección se transformó en materia de debate. La derrota de la Roja frente a Venezuela hizo perder al técnico el terreno que había ganado con la victoria sobre Perú, al menos entre los hinchas. Después de la caída en Maturín, los hinchas se volcaron a las redes sociales y transformaron al entrenador en el principal objeto de sus reproches.

En la ANFP, en cambio, la confianza en el proceso que encabeza el Toto se mantiene. Y aunque el crédito disminuye, su continuidad no corre peligro: después del regreso de tierras llaneras, el estratega se abocó de inmediato a su desafío más próximo: los Juegos Panamericanos. Al evento continental llega con una meta concreta: conseguir una medalla. De reojo, también, tendrá que mirar hacia los encuentros frente a Paraguay y Ecuador, los encuentros eliminatorios más cercanos. Ahí, está obligado a sumar. En definitiva, se jugará el puesto.

El aval

La primera razón para que el oriundo de Cruz Alta continúe en sus funciones es la cercanía de los compromisos. El calendario no ofrece respiro. Al margen de la actuación en los Panamericanos, que parte este lunes, las Eliminatorias vuelen a estar a la vuelta de la esquina. El duelo ante Paraguay, en el Monumental, está programado para el 16 de noviembre y el choque ante Ecuador se jugará cinco días después, en Quito.

Luego, aunque se asume que los resultados del ciclo de Berizzo en la Selección no han sido los esperados, en Quilín confían en que llegarán. Y que cuando se produzcan, no será producto de la casualidad. Al entrenador le valoran, precisamente, por su capacidad de trabajo. La otra cualidad es el respaldo del que goza entre los jugadores. A los más antiguos los conocía desde la época en que era ayudante de Marcelo Bielsa.

La opinión generalizada es que el estratega realiza una buena labor. “Entrena bien y mejora los rendimientos de los jugadores que trabajan con él”, se escucha decir en la dirigencia. El otro concepto que se ha reforzado es la conformación de una fuerza colectiva, considerando el paulatino declive de los referentes de la Generación Dorada. Hay, eso sí, una consideración: la jerarquía de los jugadores que asumirán el relevo no se acerca a la de ese contingente de excepción. Y ahí se refuerza la necesidad de generar una estructura y, sobre todo, de mecanizar movimientos. “Lo tenemos claro nosotros y él también: es muy difícil que en Chile se vuelvan a dar jugadores de esa categoría. Por eso hay que conformar un equipo que juegue como tal”, explican en la sede del fútbol chileno.

Esa percepción la refuerza el masivo desembarco de jugadores que han sido parte de su proceso, al menos en alguno de los 14 microciclos que ha efectuado, en el fútbol argentino: Williams Alarcón y Rodrigo Echeverría están en Huracán; Javier Altamirano emigró a Estudiantes; Thomas Galdames, a Godoy Cruz; Lucas Pastrán, a Belgrano y Bruno Barticciotto a Talleres. Guillermo Soto, quien estaba en el Globo, forma parte ahora del Baltika, en Rusia.

El otro mérito es que se le reconoce es la ampliación del espectro: solo considerando los trabajos con los Sub 23, ha considerado a 88 futbolistas.

Confianza y renacimientos

Varios de los mencionados han sido parte del plantel estelar, donde surgen otros méritos que se le valoran al técnico. El caso más destacado es el renacimiento de Diego Valdés, quien comenzó a erigirse como uno de los líderes del equipo y fue capaz de transferirlo al campo de juego en el duelo ante Perú, donde anotó y se transformó en la figura.

En la misma lógica entra la estelaridad que comienzan a ostentar Matías Catalán, a quien se le convenció de defender a Chile habiendo nacido en Argentina, y Rodrigo Echeverría. Juan Delgado, olvidado en procesos anteriores, después de que dejó Colo Colo, ahora forma parte de los listados. Alexander Aravena, en tanto, empieza a perfilarse como uno de los jugadores con mayor proyección, considerando sus condiciones técnicas. Felipe Loyola, en tanto, tuvo premio a su gran temporada en Huachipato y fue titular en Maturín.

En el arco hay una señal clave: la consolidación de Brayan Cortés. En el iquiqueño recae la responsabilidad de reemplazar a Claudio Bravo, cada vez más lejos de los planes del entrenador. Al margen de incluirle en las Eliminatorias, Berizzo le añadió otra responsabilidad: es uno de los tres jugadores mayores de 23 años que integrará la Roja panamericana. Y, por ende, llegará en mejor estado competitivo a los choques frente los guaraníes y los ecuatorianos.

Las metas

En los Panamericanos, Berizzo tendrá que bregar por una presea. El directorio que preside Pablo Milad le estableció ese objetivo. No será la única misión: la idea es que el trabajo de ese combinado permita el salto de jugadores sobre los que existen altas expectativas, como Damián Pizarro, que en Colo Colo empieza a encontrarse con el gol; César Pérez, figura en Unión La Calera; y Maximiliano Guerrero, quien deslumbra en La Serena, en la Primera B, luego de que Universidad de Chile lo liberara. El papayero es, de hecho, el único jugador del Ascenso que defenderá a Chile en el evento.

Hay una aspiración adicional: aprovechar al máximo las tres semanas que contempla el evento. Primero, para asumir en plenitud la forma en que se trabaja bajo la mano de Berizzo y, luego, para elevar el rendimiento individual, como, evalúan, ha sucedido en los ejemplos anteriores.

Original de La Tercera

@EstudioEstadio

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