Colo Colo

Bengalas, peleas de la GB e invasión: El lapidario informe de Conmebol que deja en el suelo a Colo Colo

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Colo Colo vive horas cruciales. El área jurídica del club trabaja a toda máquina para reunir los antecedentes que le presentará a la Conmebol a modo de descargos por los graves incidentes que se produjeron la semana pasada, durante el duelo frente al Monagas, en el debut del Cacique como dueño de casa en la Copa Libertadores. Los excesos, que incluyeron la detonación de fuegos artificiales y fuertes enfrentamientos entre facciones de la Garra Blanca, conducen a temer graves sanciones. La que más preocupa es la posible prohibición de ingreso de público en uno o varios de los próximos partidos que el equipo de Gustavo Quinteros debe afrontar en el torneo continental. El más próximo es, probablemente, el más esperado por todos: el 3 de mayo, el campeón chileno debe recibir a Boca Juniors.

La del miércoles es una jornada clave. Ese día vence el plazo para que los albos presenten sus descargos y, ciertamente, los antecedentes que han reunido a través de las indagatorias que han realizado. El concepto obedece a que, en rigor, el expediente disciplinario se abrió inmediatamente después del choque ante los llaneros, con los incidentes frescos en las memorias de los veedores y comisarios que presenciaron el partido en Macul. “De madrugada”, explicaron conocedores del trámite. El delegado fue el colombiano Jesualdo Morelli y el oficial de seguridad, el argentino Iván Pavlovski. El coordinador del partido fue el chileno Juan Pablo Morales y el de medios, el también nacional Nicolás Albornoz. Todos, en efecto, podían añadir antecedentes relativos a las áreas que controlaban o, incluso, aportarles antecedentes a su compañero de misión. También resultará clave para el dictamen el testimonio del juez, el brasileño Anderson Daronco.

El detalle

El contenido del informe, al que accedió El Deportivo, es celosamente guardado por todas las partes. En la Conmebol, pasa directamente a la Unidad Disciplinaria, que es la encargada de determinar las sanciones. A Colo Colo le llegaron los antecedentes mediante la Federación de Fútbol de Chile, que es el organismo afiliado a la confederación. A partir de ese momento, los albos comenzaron a estructurar su defensa.

En Macul ya conocen el detalle del documento y buscan las estrategias para contrarrestar cada argumento. En lo relativo a los incidentes, por ejemplo, el comisario del encuentro contabilizó que se detonaron 20 bengalas durante el desarrollo del partido. Además, aparece consignada la presencia de público en las cornisas y la utilización de un puntero láser.

Otro punto que aparece en el detalles es la “invasión” de individuos a las torres de televisión ubicadas en el sector Cordillera, con la salvedad de que la intromisión no afectó a la transmisión que se estaba desarrollando. En sentido contrario, por ejemplo, no aparece la detonación de fuegos artificiales en avenida Maratón, después del pitazo final, cuando los fanáticos pretendían seguir celebrando el 98º aniversario del club, incluso invadiendo el sector del hall central, lo que alcanzó a ser controlado por Carabineros. También se anotó el retraso de 15 minutos en el arribo del bus que trasladaba a la delegación alba antes del inicio del partido.

Como era esperable, la parte más pormenorizada se la llevan los incidentes en los sectores Arica y, especialmente, Cordillera. Los últimos protagonizados por facciones que se disputan el control de la Garra Blanca, la barra brava del equipo albo, que quedaron registrados en escalofriantes imágenes. En Luque ya manejaban profusa información, pues el partido fue seguido en vivo a través de la estación de monitoreo que funciona en la sede de la Conmebol.

En Paraguay sostienen que, frente al peso de la evidencia, no era fácil advertir cada una de las infracciones. Eso sí, explican que solo el fallo permitirá conocer certeramente las infracciones imputables al club organizador del espectáculo. Es la única vez que, en rigor, parte del contenido se hace público. “De que habrá castigo, lo habrá. Todo fue demasiado evidente”, se animaban a decir, preliminarmente, en la sede del fútbol sudamericano, apenas minutos después de los problemas.

Un castigo intermedio

La intensidad de los incidentes produjo sorpresa entre los emisarios de la Conmebol que llegaron a Santiago para supervisar la realización del partido. Había, eso sí, antecedentes de que la hinchada del equipo popular era problemática, al punto de que aparece entre las más conflictivas del continente en algunos apuntes internos.

En Colo Colo, en tanto, había preocupación por un lado y tranquilidad por otro. “Nos van a multar, pero no nos van a cerrar el estadio”, se escuchaba decir poco después de los líos en los pasillos del estadio Monumental, naturalmente entre quienes se encargan de la dirección del club. La expresión de deseo se mezclaba con antecedentes que parecían objetivos, fundamentalmente en lo relacionado con la responsabilidad del club, y también con la consideración de que controlar ese tipo de excesos sobrepasa las posibilidades de impedirlos. Basta recordar que la seguridad en los estadios chilenos se encarga a guardias. Carabineros llegó hasta el Monumental, pero su labor se concentró en el control de los incidentes en el exterior. De hecho, la policía uniformada vino a actuar después del duelo, varios minutos después de que comenzara la ‘celebración’ frente a la entrada principal.

En ese escenario de consuelo, por así decirlo, en Blanco y Negro aspiran a que, como máximo, se produzca la clausura de los sectores en los que se registraron los problemas más graves. Vale decir, a la posibilidad de que para el partido ante los xeneizes se cierre el sector Cordillera, que, igualmente, es uno de los de mayor capacidad del reducto albo. Y, en extremo, que la limitación se extienda a Arica, donde se ubica la barra brava alba, donde explotó casi la totalidad de las bengalas que aparecen en el informe. Un escenario apenas ‘menos malo’ que una clausura total del recinto, lo que perjudicaría aún más considerablemente los ingresos de la institución. Y, por cierto, a los hinchas que llegan al estadio con la sana finalidad de ver fútbol y que suelen pagar por la irresponsabilidad de otros.

Original de La Tercera

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