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¿Por qué Gallardo se fijó en Pablo Solari?: la historia detrás de la compra de River Plate que selló uno de los mejores negocios de Colo Colo

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Pablo Solari deja Colo Colo. Si bien a esta hora el delantero entrena con el Cacique, su fichaje en River Plate es un hecho. En la tarde de este lunes, los hinchas albos se remecieron cuando desde Argentina surgieron las primeras señales de una operación que no estaba en los planes de mucho, pero cuyas condiciones la transformaban en irresistible para el Cacique: los millonarios ponían una suma cercana a los US$ 5 millones sobre la mesa para quedarse con el 60 por ciento de los derechos económicos sobre el jugador. Fue la segunda oferta que se realizó, luego de un no del Cacique por una cifra menor. Meses atrás, más allá de la presión que existía sobre el Cacique por las ofertas sobre el Pibe, el presidente Alfredo Stöhwing advirtió que no “venderían barato” para sostener las finanzas de la institución. Hoy ya existe un acuerdo entre ambos clubes y solo resta que el futbolista acuerde sus pagos con el elenco transandino.

Los albos conservarán el 20 por ciento, lo que les permitirá sumar nuevas utilidades en un eventual negocio futuro, una posibilidad que adquiere un carácter más concreto, considerando que el equipo millonario es uno de los principales exportadores de talentos a Europa. Solo a modo de muestra, acaba de vender a Julián Álvarez, un producto de su prodigiosa cantera, al Manchester City, en US$ 21.085.000.

Lo cierto es que según información recabada por El Deportivo, Marcelo Gallardo venía siguiendo al Pibe desde hace un tiempo atrás. Pidió informes para conocer más en detalle del nacido en Argentina. Se terminó de convencer en los duelos que ambos elencos disputaron por la Copa Libertadores, en fase de grupos. Cree que puede proyectarlo bajo su mandato. Su edad, al menos, lo entusiasma. Con 21 años asoma como un futbolista que aún está en formación. El estratega argentino destaca por subir jugadores de la cantera de su club y las inversiones que realiza son caladas.

Sin embargo, otras versiones apuntan a que River Plate hizo correr la lista de refuerzos y finalmente apareció el nombre de Pablo Solari. Tanto en Argentina y en Chile llamó la atención que recién este fin de semana se activaran las negociaciones por el futbolista. Cabe mencionar que el cierre del libro de pases en el país transandino vive horas cruciales.

Solari se va después de haber marcado varios hitos. A Macul llegó el 20 de noviembre de 2000, cedido por Talleres de Córdoba, siendo aún un jugador juvenil. Poco tardaría en hacerse notar. Debutó el 5 de diciembre, frente a Huachipato, cuando, como si se tratara de un designio histórico, tuvo que reemplazar a Matías Fernández. El 23 de enero, cuando Colo Colo estaba ávido de puntos, le aportó claridad con una asistencia en la victoria ante Coquimbo Unido. Sin embargo, su ingreso por la puerta ancha a la historia del equipo popular estaba reservada para la fecha más decisiva: el 17 de febrero, en Talca, cuando los albos disputaban la permanencia frente a Universidad de Concepción, marcó su primer gol y, seguramente, el más trascendente: ese día, el Cacique se salvó de caer, por primera vez en su historia, a la segunda categoría del fútbol chileno.

El idilio

Ese día, en Talca, comenzó un auténtico idilio. Nunca más los fanáticos del equipo popular se olvidaron de que el esmirriado delantero había evitado un descalabro de proporciones insospechadas. Si ya había llamado la atención por su atrevimiento, su velocidad y su buena técnica, ahora, sin intermedios, adquiría la condición de ídolo: en las presentaciones por los altoparlantes del estadio Monumental pasó a ser el más aplaudido, el número de seguidores en sus redes sociales creció exponencialmente (hoy, solo en Instagram tiene 404 mil followers) y la camiseta con el número 36 pasó a ser una de las más solicitadas por los hinchas del Cacique, que necesitaban un nuevo referente después de la partida de Esteban Paredes.

Ciertamente, la capital de la región del Maule se transformaría en una suerte de amuleto para el oriundo de Arizona. Meses después, cuando la tormenta ya había pasado, volvió a marcar un gol decisivo, pero en una circunstancia mucho más alegre: el 4 de septiembre del mismo año, abrió el triunfo del equipo de Gustavo Quinteros sobre Everton en la final de la Copa Chile. Joan Cruz marcó la otra conquista del 2-0 con que se adjudicaron el título. Solari, ahora con mayor propiedad, pasaba a la historia de éxitos del equipo más popular del país.

Ejemplo de valor

La cotización de Solari fue subiendo en función del aporte que sus actuaciones significaban para los albos y de la experiencia que iba acumulando. A fines del año pasado, después de varias controversias públicas, Blanco y Negro ejerció la opción de compra por el jugador ante Talleres de Córdoba. De esa forma, terminó pagando US$ 1,3 millones por el ochenta por ciento de los derechos del jugador, tal como estaba estipulado en la opción de compra establecida en su cesión.

Solari justificó cada peso. En el equipo de Quinteros se transformó en un indiscutido, al punto de que en su paso por Pedrero disputó 71 encuentros y anotó 16 goles. Su aporte ofensivo, al menos desde los parámetros usualmente medibles, lo completan 11 asistencias.

Cada actuación del Pibe reforzaba la idea de que su partida resultaría ineludible en algún momento. De hecho, en Macul se dieron maña para rechazar la fórmula propuesta por el América, que llegó a poner sobre la mesa US$ 3,2 millones por el ochenta por ciento del pase del jugador. A Solari le costó entenderlo, pues veía pasar una oportunidad real de empezar a asegurarse el futuro. De hecho, se ausentó de los primeros días de la intertemporada, pues aún no digería la negativa. Sin embargo, le hicieron entender que podrían llegar propuestas aún mejores. La de River Plate entra en esa lógica.

La última consideración es meramente objetiva. Solo en base a números concretos, el Pibe se transforma en el cuarto jugador de más alto valor al salir de Macul. El listado lo encabeza Matías Fernández, quien en 2006, después de elevarse a la categoría de Mejor Jugador de América, por su notable actuación en la Copa Sudamericana, en la que los albos perdieron la final, partió al Villarreal en US$ 8,7 millones.

El segundo puesto de esa clasificación lo ocupa Claudio Maldonado, por quien el Sao Paulo pagó US$ 8,5 millones en 1999. El podio lo completa Arturo Vidal. El Rey dejó su primera casa futbolística para irse al Bayer Leverkusen, en 2007, a cambio de otra cifra exorbitante: US$ 7,7 millones. Detrás de ese selecto grupo viene a aparecer Solari. El Pibe, de hecho, supera a otros ilustres. Detrás de la suya quedan las ventas de Lucas Barrios al Borussia Dortmund (US$ 4,2 millones) y de Carlos Muñoz al Baniyas, de Emiratos Árabes Unidos (US$ 4 millones). El paso de Humberto Suazo al Monterrey implicó el pago de US$ 3,7 millones.

Original de La Tercera

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