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Investigación de la ANFP concluye que los audios de Gilabert fueron una maquinación para dañar al arbitraje y a Castrilli

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Fueron casi 14 días de investigación. Casi dos semanas de interrogatorios, pesquisas de llamadas y hasta revisión de diferentes elementos que tuviesen directa e indirecta relación con la fuerte acusación que se realizó en el audio en el que Francisco Gilabert, el juez del duelo entre Huachipato y Copiapó, por la Promoción, aseguraba haber recibido presiones. Unas palabras, que más allá de ser de su autoría, no coincidían con los diálogos que sostuvo en la cabina del VAR, que fueron revelados por la serie de Quilín.

Los días fueron avanzando y la investigación se fue abriendo. Los antecedentes del caso los fue llevando adelante Miguel Ángel Valdés, el oficial de cumplimiento de la ANFP, quien no tiene ninguna dependencia con la sede de Quilín, y que fue contratado para detectar irregularidades dentro de la organización. El abogado no dejó ningún punto al azar. Revisó y analizó cada variable. Conversó durante varias oportunidades con el propio Francisco Gilabert, el árbitro del audio, Cristian Droguett, uno de los jueces que estaba en el VAR, y el propio Mario Vargas, el QM a quien acusaban de haber transmitido el mensaje que la orden venía de Santiago. Todos fueron entregando antecedentes. A estos se le sumó el relato de Felipe Jerez, Javier Castrilli, Osvaldo Talamilla, Cristian Andaur, entre otros, quienes fueron confesando y arrojando datos que terminaron entregando una conclusión tajante: la información divulgada (audio de Gilabert) fue maquineada y organizada para desprestigiar a los árbitros y a la comisión que los comandaba, según pudo averiguar El Deportivo. Se buscó desacreditar y difundir material distorsionado o falso que solo buscaba generar un daño consciente a la ANFP y a la transparencia de la actividad.

Frente a tal escenario, el oficial de cumplimiento entregó todos los antecedentes al tribunal de disciplina. Lo hizo antes en una reunión que tuvo este lunes, a las 14 horas, con el directorio que comanda Pablo Milad. Los nombres de Francisco Gilabert, Cristian Droguett, Felipe Jerez y Mario Vargas serán analizados para revisar sus casos y evaluar futuros castigos, que incluso pueden ser desvinculados para siempre de la ANFP.

La historia de la polémica
La historia comenzó semanas atrás, con la filtración de los audios de Gilabert. “Digo que me parece que es una acción de juego, voy a ir con tiro de esquina. ‘Francisco, por favor analiza la camiseta’, me dicen. Y yo, ¿qué? Chucha, ahí entendí que algo había pasado. No sé qué chucha, pero algo raro. Y me fui con esa sensación de cobrar una hueá que no era. Termina el partido y el VAR me dice ‘hueón menos mal que cobraste el penal, menos mal que nos entendiste’. Puta sí, pero qué hueá pasó. ‘No, me llamaron de Santiago que tenía que cobrar penal’”, dijo Francisco Gilabert, en la información publicada por Radio ADN.

La acusación golpeó a la ANFP. Obligó a reuniones de emergencias, que finalmente desencadenaron en el despido de Javier Castrilli, el jefe de la comisión de árbitros. Una vez que se le expusieron las acusaciones al transandino, Pablo Milad, el presidente, le pidió congelar su cargo mientras durase la investigación. Castrilli se negó a la petición y pidió que lo echaran. “Siento frustración, me trajeron para una tarea que venía desempeñando, pero la situación y la coyuntura los obliga a tomar esta decisión. Yo no renuncié, es verdad que se me dijo que se iba a suspender la comisión para una investigación, que yo inicié, que yo promoví, que yo cité a los testigos, que yo dije que había que llevar a la justicia para aclarar. Que seguí investigando desde el inicio de mi gestión”, señaló en aquella oportunidad el ex juez FIFA.

Mario Vargas, en conversación con El Deportivo, adelantaba la declaración que había prestado. Puesto en la disyuntiva de optar por una palabra para definir su posible actuación en la incidencia, Vargas es categórico. “Ninguna me gusta, porque no hubo nada. Ni intervención ni intermediación. Lo demás sería inventarle algo, pero no me caracterizo por eso”, comentó.

Hoy, el oficial de cumplimiento entregará todos los antecedentes al Tribunal de Disciplina. De ahí en más, el otro ente autónomo de la ANFP deberá empezar a destinar los castigos a una denuncia que, sin duda, enlodó a la actividad.

La posición de Castrilli

Frente a las denuncias, Javier Castrilli siempre se mostró impávido. Repitió, en más de una oportunidad, que estaba tranquilo. Alegaba inocencia e instaba a que se revisaran las llamadas de los árbitros acusados. “Pongo a disposición de la ANFP, en forma voluntaria, mi teléfono celular y el de los miembros de la Comisión despedida con el detalle de todas las llamadas efectuadas y recibidas en el día y horario durante el desarrollo del partido”, señaló el argentino.

Hoy, su nombre vuelve a volar por la sede de Quilín. Su retorno a la ANFP no está descartado, pese a que parte de la mesa directiva cree que cumplió su ciclo. Enrique Osses, el ex jefe de la comisión, anticipaba en entrevista con este medio que no habría que descartar su regreso en caso que se comprobara su inocencia.

“¿Si debe volver Castrilli si se comprueba su inocencia? Es una posibilidad, pero no me corresponde definirlo a mí. Si se determina que no hizo ninguna presión indebida, ningún llamado, que es por lo que es despedido, la dirigencia puede revertir la situación y trabajar para que los cambios en el arbitraje sean más paulatinos, más progresivos, no tan radicales y que no generen tanta inestabilidad”, señaló.

Fuente: La Tercera
Foto: Agencia Uno

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