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Un clásico ‘sacatécnicos’: la angustiosa situación en que llegarán Paulucci y Escobar al duelo entre la UC y la U
Las universidades lo están pasando mal. Ni Universidad Católica ni Universidad de Chile logran responder a las expectativas que se habían generado inicialmente. A comienzos de año, los cruzados soñaban en grande. Un par de retoques a una fórmula ganadora parecían suficientes para ilusionarse con seguir dominando en el plano local, acercarse a un inédito pentacampeonato y, por fin, traspasar esa supremacía interna al campo internacional. La confianza en el proceso que encabeza Cristian Paulucci parecía ciega. Los azules, en tanto, renovaban energía. La llegada de Santiago Escobar suponía un saludable cambio de aires después de un año traumático, que los tuvo a punto de perder la categoría por segundo vez en su historia. Sin embargo, los laicos todavía no logran despegar. Para colmo, perdieron el Superclásico ante Colo Colo. Sus hinchas se inquietan. Se manifiestan con dureza contra Azul Azul y temen otra temporada de tribulaciones.
Cruzados y azules chocarán el 3 de abril, en San Carlos de Apoquindo. El próximo fin de semana no habrá fútbol criollo, por tratarse de una fecha FIFA, pero la detención de las actividades no disminuirá la presión que pesa sobre ambos. El partido es determinante. Primero, por la carga histórica que conlleva, al tratarse de una de las principales rivalidades del fútbol chileno. Y luego, quizás en lo fundamental, porque puede decidir el futuro de ambos procesos. Si bien hasta hoy en Las Condes nadie se atreve a cuestionar la continuidad del transandino, quien hasta se animó a responder un emplazamiento público del Presidente Gabriel Boric, lo cierto es que una caída ante los azules, con la consiguiente desventaja en la pelea por el título aumentaría el ruido. En el caso de Escobar, hace rato que los fanáticos laicos vienen manifestando sus reparos. En su caso, el principal aval es la presencia del director deportivo Luis Roggiero, el principal responsable de su llegada y, también, el principal soporte para su continuidad. Por cierto, el ecuatoriano tampoco vive días tranquilos.
Magra cosecha
Aunque el receso les permitirá a ambos trabajar para corregir los problemas de funcionamiento que les han costado ir dejando puntos valiosos en el camino, lo cierto es que la revisión de las respectivas cosechas justifica las aprensiones. En la UC, por ejemplo, nadie esperaba llegar a la séptima fecha con apenas nueve puntos, producto de las victorias sobre Coquimbo Unido, Unión Española y Curicó Unido, en un arranque que reforzaba la convicción de que podría seguir imponiéndose sin contrapeso en el mercado local. El golpe de realidad sería duro. Cuatro caídas en línea, frente a Palestino, Cobresal, Everton y O’Higgins dejaron a los cruzados en un discreto octavo puesto. La delantera ya no es tan contundente (suma 10 goles) y la defensa ya no da grandes garantías (han recibido 12). La fórmula de Paulucci, como apuntó Boric, parece haber sido detectada y neutralizada por sus adversarios. El 42,9 por ciento de rendimiento que alcanza en la actual temporada lo refleja.
La U tiene dos puntos menos que su tradicional rival, aunque registra un partido disputado menos. Los laicos también se diluyeron después de un comienzo que alcanzó a entusiasmar a sus seguidores. Las victorias sobre La Calera y Antofagasta dieron paso a las caídas consecutivas ante Ñublense, O’Higgins y el siempre doloroso revés frente a Colo Colo. El empate frente a Curicó Unido cortó esa racha negativa, pero no consiguió mejorar la imagen futbolística del equipo. Tampoco acalló los cuestionamientos sobre Escobar y Roggiero, a quienes se les responsabiliza por la configuración de un plantel desequilibrado, que carece de experiencia en puestos claves, como en la defensa. El DT, por cierto, aclaró públicamente que no pretende dejar su cargo.
“La U está más complicada”
Osvaldo Hurtado, histórico delantero cruzado, ve más complicada a la U que a la UC. “La Católica, si bien es cierto que desde la época de Salas que no se perdían cuatro partidos seguidos, se va a recuperar. Hay que darle un poquito de tiempo y no borrar tan rápido algo que se hizo en el torneo anterior. Es más complicado para Escobar, por el tiempo que lleva la U sin obtener logros. La presión es mayor. Ha estado ganando y le empatan. Hay un ambiente más enrarecido que en la UC. En la Católica uno ve que la gente los sigue apoyando. En el otro lado es más complejo, por lo que han vivido en el último tiempo. Hacen una reestructuración, todos se entusiasman, pero no llega. Las reacciones son distintas. La Católica en ese sentido es más fría en este tipo de situaciones, más mesurada. Es de mayor análisis. No pegar el pencazo de una y borrar todo”, sostiene.
De igual forma, el exdelantero cree que ambos entrenadores deben tomarse el partido con la relevancia que implica. “Es indudable que estos equipos siempre tienen su cartita bajo la manga, pero yo veo que la más complicada es la U. La UC tiene que acomodarse nuevamente”, insiste. “Ganando este partido se arregla todo. Lo que sí necesita la UC es estabilidad en las formaciones”, apunta respecto del futuro de la escuadra en la que escribió los capítulos más gloriosos de su carrera.
Roberto Reynero, símbolo azul, es más categórico. “Si pierde contra la Católica, Escobar no da para más. Ni el empate le sirve. No hay donde echar mano. Católica soportaría un poco más. Es Escobar el que está más complicado, porque no ha mostrado nada. Es un técnico pasivo. No quiero decir que el que más grita es el mejor, pero por último uno espera que se sienta la mano. No sé cómo trabajará en la semana, pero en el partido esperaría más energía”, sostiene.
Igualmente, el ex capitán laico repara en un vicio que se viene arrastrando en el último tiempo en el club del que también se declara hincha. “La U es el equipo que puntea en cambiar técnicos. Llega a ser majadero en ese tipo de errores. Los dirigentes no arman un plantel competitivo, con jugadores de jerarquía. Han pasado muchas cosas desde que se fue Heller o un poco antes, con él. En los últimos cuatro años hemos estado prácticamente peleando el descenso. Y ahora no se sabe para donde vamos. Se perdió la identidad de la U. Eso nos tiene preocupados. En cuatro años no levanta cabeza, no trabaja bien en las inferiores. No hay gente que les pise los talones a los más grandes. No hay dirigentes que manejen el presente, no el futuro”, sentencia.
Original de La Tercera
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