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De ganar la Sudamericana a salvarse milagrosamente de la B: el camino que en 10 años llevó a la U al borde del precipicio
El 14 de diciembre de 2011, Universidad de Chile lograba el título más importante de su historia: la Copa Sudamericana. En ese momento el presidente de Azul Azul, Federico Valdés, proyectaba estirar la hegemonía en el continente, la U vendía a Eduardo Vargas en US$ 14,8 millones y dos tercios de ese dinero se guardaban para la construcción del estadio, según palabras del timonel en este diario. Sin embargo, 10 años después la realidad es totalmente opuesta. Con el equipo escapando milagrosamente de la Primera B, sin jugadores de jerarquía y ni hablar del estadio. En un decenio, la institución es un despojo de lo que fue en su mejor momento. “Si me preguntas a mí, nunca pensé, ni me imaginé, que la U estaría en una debacle tan profunda. Nunca pensé que la U podría llegar a esto, que la U tendría tan malas administraciones”, decía Johnny Herrera, en entrevista con La Tercera.
Después de la salida de Valdés, en abril del año siguiente, asumió José Yuraszeck. El equipo llegó a semifinales de la Copa Libertadores 2012 y logró el tercer título seguido con Jorge Sampaoli en la banca. Luego, el casildense siguió su rumbo en la Selección y el club se alejaría lentamente de los primeros planos, más allá de que durante 13 años consecutivos se las arregló para estar en competencias internacionales, en las que fracasó rotundamente. Esa racha se cortó esta temporada tras la vergonzosa segunda rueda que tuvieron los estudiantiles.
La era Heller
Con la salida de Yuraszeck, asumió Carlos Heller. El empresario fue siempre oposición al grupo de su antecesor, el que también conformaban Carlos Alberto Délano, Peter Hiller, Cristóbal Yuraszeck y Valdés. Tras hacerse con la mayoría de la propiedad, el nuevo timonel por fin cumplía su sueño de presidir el equipo de sus amores y no escatimó en abrir la billetera si era necesario. Así fue como se dio un gustito y pagó los US$ 2,5 millones de la cláusula de salida que tenía Jean Beausejour y se lo levantó a Colo Colo. “Yo creo que es un precio un poquito alto el que se pagó y en Colo Colo todavía deben estar celebrando”, dice Marcos Kaplún, director independiente de la concesionaria entre abril de 2017 y abril de 2019.
También hubo otras polémicas decisiones como el contrato que firmó Ángel Guillermo Hoyos tras ser campeón en 2017. “Apareció en la prensa que era candidato a la selección de Ecuador. Entonces, dijeron que había que renovarle por dos años y medio sin ningún tipo de evaluación. Al final, despedirlo costó 1.000 millones”, cuenta un testigo de esa negociación. En el periodio del empresario también apareció Sebastián Beccacece, a quienes muchos confiaron que repetiría el proceso que años antes había comandado su exjefe, Jorge Sampaoli. El argentino, finalmente, tuvo un periodo marcado por la polémica, peleas con jugadores y despilfarro de millones de dólares en refuerzos.
Otro bochorno fue la fallida construcción del estadio. Incluso, se llegó a hacer una presentación de un nuevo recinto en los terrenos de Laguna Carén, lo que luego terminó siendo descartado, constituyéndose en una nueva frustración para los hinchas azules.
“Me tocó ser parte de un directorio, cuyo gran plus era que todos eran hinchas de la U, y creo que ese fanatismo de Carlos Heller lo llevó a manejar el tema de las contrataciones creyendo que de esa manera estaba fortaleciendo al equipo y al final no fue lo que él pensaba, lo cual a mí cada vez más me dice que, cuando usted entra en una actividad, tiene que hacerlo con los códigos de esa actividad. Si yo entro al fútbol, no puedo entrar con los códigos de la actividad inmobiliaria, que yo desarrollo particularmente. Y los códigos del fútbol son muchos”, expresa Kaplún, por su parte.
“Yo creo que ese fue el comienzo de un periodo en el que se gastaba más de lo que ingresaba, y como estaba Carlos Heller, que él garantizaba los préstamos, costó que el directorio se diera cuenta de que no se podía seguir gastando más que los ingresos, y eso que la U tenía ingresos importantes, tanto en recaudaciones, como por el CDF y por el aspecto comercial”, apunta el exdirigente.
También se agudizó durante el decenio la gran cantidad de funcionarios que ocuparon distintos cargos en las distintas áreas del club. Mariano Puyol, otro emblema azul que tuvo un paso por la concesionaria en los últimos años, hace un duro diagnóstico sobre esta situación. “Todo esto se da principalmente porque todos los técnicos que estaban ahí, desde el formativo hasta el primer equipo, no tienen autonomía ni determinación sobre el cargo, especialmente en inferiores. Cuando pasa eso, se cambia la administración y parte todo de nuevo. Se produce un círculo de incondicionalidad, dependiendo del que esté a cargo del fútbol. Algunos, incluso, hacen alianzas estratégicas con representantes. Y llegan jugadores que no son del perfil de la U. Vargas y Goldberg asumieron como gerentes, pero lo único que podían hacer era sugerir, ya que su rol no tenía ninguna atribución”, afirma.
Así fue como un interminable número de jugadores desfiló por el CDA. Muy pocos rindieron y fueron altas sumas las que se pagaron. “Más encima por ser la U, le cobraban el doble”, señala Kaplún, quien grafica lo complejo que era tomar las decisiones en el directorio que le tocó integrar, ante la voluntad de los accionistas mayoritarios. “Lo que pasa es que cuando los clubes tienen controladores que controlan más del 50% eligen a los directores que van a decir que sí a todo lo que propongan ellos”, reconoce.
En relación a su experiencia reciente, Puyol, en tanto, lamenta la pérdida de identidad de la institución. “Yo entro con Hernán Caputto, después vino la pandemia y estuvimos un año online. Luego, estuve presencial unos seis o siete meses, y ahí uno se da cuenta de que ya no es el club en el que estuvo una vez”, señala.
El excapitán de los estudiantiles no solo responsabilidad a las recientes gestiones, sino que cree que esto viene de antes: “Todas las administraciones han tenido responsabilidad. Mucho de lo que pasó en 2011, viene desde lo que llegó con Arturo Salah. Es parecido a lo del 94. Después pensaron que la cosa era jauja: traer, traer. El otro factor es la poca estabilidad de la gente que trabaja ahí. Las divisiones menores han trabajado más de seis o siete jefaturas. Estuvieron españoles, incluso. No ayuda y no hay proyecto. No es como Católica, que nos lleva 10 pasos adelante y es un equipo muy estable, con un modelo de años y gente que lleva muchísimo tiempo ahí”.
El exfutbolista ruega por que la universidad tome cartas en el asunto. “Hay valores de la Casa de Estudios y se han ido olvidando. Ellos tienen que involucrarse más, más allá de los dos directores, que hacen lo que pueden y no tienen poder de decisión. Hay que velar para que no se menoscabe el nombre de la Universidad de Chile con situaciones poco claras. Yo fui formado en la época en que la U dependía de la universidad y siempre estuvieron muy pendientes”, manifiesta.
Los nuevos dueños
En julio de 2020, Cristian Aubert asumió como presidente de Azul Azul tras la sorpresiva renuncia de José Luis Navarrete, mano derecha de Heller y cuya administración es recordada por la decisión de dejar de proveerle shampoo al plantel. Estuvo en el cargo hasta octubre de este año, siendo reemplazado por Michael Clark Varela, representante de Sartor, la empresa que le compró las acciones a Heller. Sin embargo, el mandatario saliente se mantuvo en la institución bajo el cargo de director ejecutivo.
“Aubert salió cuando llegó Heller y después vuelve con él en el poder. Es rara su figura. Se dicen muchas cosas, incluso que tiene relaciones con representantes, pero no es algo que yo pueda comprobar”, sostiene Puyol, mientras que Kaplún apunta que “Aubert es una muy buena persona y conoce el negocio”. Aunque también le inquieta saber quién adquirió el club: “En este minuto, el gran tema que hay es que nadie sabe quiénes son los verdaderos dueños de la U ni si son hinchas de la U, porque ha habido una serie de cosas extrañas, por decir lo menos. Es la gran duda que existe. Es un momento preocupante”.
Una opinión similar tiene el exseleccionado chileno, quien pide transparencia. “Lo que se debe hacer es aclarar quiénes están a cargo de la administración del club. Se debe transparentar todo y conocer qué es lo que quieren. La Universidad de Chile tiene una historia, un ADN y una forma de estar ahí. Incluso, en los peores momentos, todos se vinculaban con todos, pero esto ya no pasa”, plantea.
Entre las decisiones que cuesta entender de las nuevas autoridades fue la excesiva prolongación del mandato de Esteban Valencia, incluso no aceptándole su renuncia, para luego reemplazarlo por otro interino como Cristián Romero. Tampoco fue muy comprensible la demora en la llegada de Luis Roggiero a la gerencia técnica ni que solo se haya reforzado con Junior Fernandes, que no llegaba en su mejor forma, y con el venezolano Anderson Contreras, quien llegó lesionado y no estuvo a disposición en ningún momento. Y así, una serie de decisiones logísticas que terminaron hundiendo a un equipo que en la fecha 19 tenía los mismos puntos que Universidad Católica, a la postre campeón.
Hasta el siempre quitado de bulla Osvaldo González fue muy duro tras salvarse milagrosamente del descenso. “Fue un año muy complicado. Muchas cosas pasaron en la U. Jugamos siempre de visita. Hasta las concentraciones y planificaciones eran malas. No pueden pasar estas cosas en la U. Espero que el próximo año puedan hacer las cosas bien”, dijo en entrevista con radio ADN, sumándose al clamor de los históricos que piden que las cosas cambien para no padecer nunca más lo vivido en esta temporada.
Original de La Tercera
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