La pelota llegó pasada desde la izquierda, en uno de los tantos centros llegados desde la izquierda (esta vez de un adelantado Acevedo), Luis Del Pino y Cornejo perdironó la posición ante Luis Jiménez, que se encontraba a la entrada del área, en dirección oblicua al punto penal.
Aparentemente, una jugada intrascendente y que terminaba ahí. Sin embargo, el Mago -como buen mago, valga la redundancia- sacó un conejo del sombrero e inventó un golazo, que si no es el mejor del campeonato va a pegar en el palo.
En efecto, Jiménez amortiguó la pelota con un control dirigido y antes de que cayera al suelo la empalmó con una suerte de tijera de media vuelta y la clavó junto al palo derecho de De Paul, cuya estirada lo único que hizo fue darle más espectacularidad al golazo palestinista.
Se cumplía el minuto 89´y ahí quedó sellado el empate en San Carlos de Apoquindo
¿LO REGALÓ LA U?
Vistas las circunstancias, da para pensar que si.
Porque promediando el segundo tiempo, Universidad de Chile se puso 2-0 arriba y se supone que un resultado así es tranquilizador y definitivo para un equipo grande.
Con mayor razón si los azules hasta ese instante, sin realizar una labor brillante, controlaba sin mayores problemas los ataques palestinistas.
Esperando bien agrupada en el fondo, regalando incluso la cancha, los azules sin ser protagonistas, tenían superioridad en el control del juego y en el marcador.
MONTILLO EL GOL Y LA PELOTA
Efectivamente, el volante argentina era hasta hace instante el que imponía las diferencias y se instalaba como la figur excluyente del partido.
De hecho, «La ardilla» abrió la cuenta en el primer tiempo en una jugada que nace en un rechazo largo de De Paul, falla impresentable de Acevedo que fue sin tiempo y distancia al rechazo, arranque de Guerra por la derecha, buen centro que amortiguó Larryvey y que definió el volante azul con un remate bajo que dejó sin chance a Guruciaga.
Eso fue en el primer tiempo y posteriormente, ya en la etapa de complemento, Montillo se vistió con su traje habitual de habilitador y puso una pelota cruzada por sobre los defensas que Larrivey dominó y terminó por meterla con un remate cruzado al segundo palo.
Y AHÍ VINO LO IMPENSADO
¿Se confió la U? ¿Dio el partido por ganado anticipadamente? ¿Le pesó la falta de fútbol y bajó el ritmo?
Hubo de todo un poco, pero ni aún así daba para pensar que se le podía ir un partido que claramente tenía en el bolsillo.
Porque, la verdad, no se veía por donde Palestino podía darlo vuelta.
Pero, el fútbol tiene razones que la razones no entiende.
Y en una llegada de Jonathan Benítez, problema insoluble para Matías Rodríguez por la izquierda, centro al área y Benegas – justificando su apodo de toro y la maldición del Ex- paró esa pelota rodeado por cuatro defensas azules. La peleó, salió adelante y con un zurdazo cruzado derrotó a De Paul.
Pudo haber sido el gol del honor, pero fue mucho más que eso: la antesala para la obra maestra de Luis Jiménez y un empate que Palestino celebró como un triunfo. Y la U, obviamente, lamentó como un derrota.
Porque los dos puntos perdidos duelen y mucho. Especialmente si los azules ya se veían llegando al Superclásico como triunfadores y pisándole los talones al puntero.
Un Mago dijo que No.
por Gerardo Ayala Pizarro